sábado, 11 de octubre de 2014

Miedo

A cada palabra y ante cualquier circunstancia escuchamos y sentimos cerca de nosotros, una palabra que pudiéramos considerar a veces inspiradora y otras veces como prácticamente la marca de nuestra derrota.

Las personas van  y vienen, unas comen otras no, algunas sonríen y otras lloran, algunos cantan mientras otros gritan, unos estudian otros aprenden de la vida, algunos sueñan con tener un libro entre las manos, mientras otros roban esos sueños dando armas e instrumentos que sólo sirven para destruir la existencia humana.

En cualquiera que fuera la situación en cada una de ellas se esconde el miedo; quizás a desilusionarse, pues leer un libro no era lo que esperaba o tal vez a sentir que cuando canto no es tan grandioso como pensé que era. El miedo ronda a cada instante en cualquier momento; el miedo acompaña al joven y al anciano, ya sea ante un nuevo reto o una decisión transcendental. Mis palabras no tendrán algún mensaje novedoso, o el mensaje que esperabas leer; pero lo que si estoy seguro que tienen, es la firmeza de un corazón que se enfrenta al miedo.

Hablar del corazón junto al miedo no son realidades distantes, pues es el corazón el que siente el verdadero miedo aun cuando nuestra mente intenta bloquear estos sentimiento. De igual manera es la valentía un fruto de un corazón con miedos, pero que sabe que hay algo mejor por encima de cualquier miedo. Somos seres humano y sentimos múltiples sensaciones a cada momento de nuestra vida, pero de todas ellas siempre surgen posterior a un miedo a algo. Tenemos miedo a casarnos, pero una vez lo hacemos experimentamos la alegría de tener hijos, formar una familia y vivir hasta el último día disfrutando de los triunfos de aquellos que surgen fruto del amor de una pareja; tenemos miedo a estudiar pero experimentamos una gran satisfacción cuando forjamos una carrera como profesionales en un área; tenemos miedo a ser nosotros mismos y que el mundo lo rechace, pero cuando eres tu mismo el mundo te mira y ve algo que ellos no tienen y deciden ir tras de ti pues eres inspirador o inspiradora; tenemos miedo a vivir, pero sin embargo al hacerlo podemos disfrutar del amanecer o la puesta del sol, de la lluvia o de un día soleado, de la compañía o la soledad. 
Tenemos tantos miedos en el mundo y en nuestros corazones, que si pudiéramos cambiarlo por alimento o medicinas para aquellos que lo necesitan, tendríamos de sobra y para regalar. A cada momento, cada hora y cada segundo, una situación de miedo llega a nuestra vida; la pregunta ante esto sería: ¿Qué quieres hacer tú ante el miedo?

Yo decidí dejarlo entrar en mi vida, que me envuelva y me muestre todas aquellas cosas que me podrían lastimar; pero lo hice sólo para que mi corazón supiera ante qué se habrá de enfrentar, para que, así como sonaba el tambor anunciando la guerra, lata con mayor fuerza anunciando a mi alma que debe luchar con gallardía, pues un nuevo reto esta por venir, ya que pudiéramos estar ante el enemigo más fiero del mundo, pero si tenemos un alma robustecida de la fuerza de nuestro corazón no hay rival alguno que pueda contra ti. Los huesos y la carne se pudren, pero el alma es el destello de Dios en nuestra vida, por lo cual es invencible, capaz de destrozar cualquier miedo con tal de regalarte la felicidad.

Hoy sólo tu sabrás como enfrentar al miedo en tu vida, decide estar vivo antes que simplemente existir y enfrenta tus miedos, y aprende a cabalgarlo hasta nuevos caminos llenos de paz y alegría para tu vida.