Una vez más nos situamos en las festividades de fin de año, cabe destacar que de ellas la Navidad es aquella la festividad que más debería sobresalir en estos tiempos. Ahora bien, hablar de Navidad hubiece sido más fácil algunos años atrás, pues en aquel entonces era màs fàcil conmover el corazón del hombre y guiarlo a sentir todo el cúmulo de situaciones que enmarcan estos días.
El hombre al oir hablar de Navidad podía situar su corazón de frente a la hermosa situación de en familia hacer la cena o sentarse a escuchar villancicos; inclusive se daba el momento propicio para compartir con aquel vecino al cual sólo saludabamos cada mañana al salir al trabajo o ir y visitar a ese familiar que desde hace algún tiempo visitabas. Ese sería el ideal, quizás aun se de en algunos lugares, sin embargo la gran mayoría de las personas han apostado con el pasar del tiempo a una Navidad, más vacia del compartir y el fraternizar para avocarse a una Navidad de días libres, olvidandose de que es la Navidad el momento oportuno para desde la ternura del niño Jesús que nace, ir y volver a confiar en el amor y los ideales de paz y esperanza; el hombre ha cambiado todos esos ideales tradicionales por el ideal del lujo y del derroche; por el ideal del egoísmo y la insensibilidad con el dolor ajeno.
Al preguntar hoy cuales son los deseos de Navidad obtendríamos respuestas vacías o simplemente respuestas en donde la figura principal sería el Yo, que merma al los seres humanos y nubla las capacidades de cada individuo de darse por los demás, nos limita a atender solamente nuestras necesidades, nos trunca la visión por el que sufre, por el que llora, por aquel que esta noche dormirá entre cartones y junto a un basurero, esperando las sobras que tu y yo dejemos tras los grandes banquetes y comilonas, que dicen ser propios de la Navidad.
Si me preguntas que hacer en Navidad te diría: preguntate como esta tu corazón? A cuántos has ayudado durante este año? A cuántos les has dado de comer para tener la paz de comer tu cena de Navidad? A cuántos has lastimado con tu orgullo, soberbia y ese absurdo individualismo que nos deja solos en este mundo?
Al tener respuestas al anterior cuestionamiento, lo propio sería salir e ir corrigiendo todo antes de que nazca ese niño Jesús, pero seamos realistas, no daría el tiempo suficiente para corregir todo lo que no hemos hecho en un año, así pues toma una de esas cosas que has hecho mal y en silencio vete en lo privado de tu cuarto y ora para ser una persona mejor en el siguente año, viendo el error ya cometido y ofreciendole a Dios con toda humildad y sencillez, trabajar por no volver a cometerlo.
Navidad es y será aun con el pasar del tiempo, el tiempo más lindo para amar y darse por aquellos que comparten desde el dolor hasta las tristezas día con día, y pedir perdon a aquellos a quienes hemos lastimado. Yo pido perdon por mi soberbia y por aquellas personas a las cuales con mi actuar he lastimado sin razón, y tú ¿por qué quieres pedir perdón?
Que el espíritu de esta hermosa Navidad te guie a dar más y más, no solo por quienes te aman sino también por quienes te odian y desean un mal para tí. ¡Feliz Navidad!
"De mí espera siempre lo inesperado" con cariño A.M.M.M.
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