miércoles, 4 de diciembre de 2013

María en la Fe de la Iglesia

Parte 2:
María en el Camino de la Iglesia

Día 6: Mensajera de Dios para la Iglesia
Lucas 1, 39-42: “Por entonces María tomo su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludo a Isabel. Al Isabel oír su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: ¡ Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”

En este sexto día de novena se nos presenta como reflexión profunda a María como Mensajera de Dios para la Iglesia, si bien es cierto hace poco el Papa Francisco nos decía: “La Virgen no es jefa de la oficina de correos”; es por ello que al concebirla como una Mensajera para nuestra Iglesia es preciso citar el capítulo uno del libro de San Lucas, en el cual nos relata cómo María se pone presurosa y va a visitar a su parienta Isabel.

En este capítulo se nos relata aquella visita respetuosa de María a la casa de Zacarías, en la cual Isabel siente el júbilo y la alegría que lleva consigo María, y como la criatura en su vientre se goza por la visita del Salvador. Es aquel preciso instante en el que se constata como María es quien por encima de los ángeles anuncia no con palabras sino con la vida misma, a un Jesús Mesías. Es este mismo Jesús, del cual surge la Iglesia y sobre el cual Él es la cabeza. El convencimiento y la confianza que en María suscitó la gestación crean en ella ese carácter y aptitud de mensajera que ha ido hablando a lo largo de la vida de la Iglesia.
Es esa misma María la cual se ha ido revelando en la historia de nuestra Iglesia bajo distintos nombres, no para crear idolatría sino para anunciar como lo hizo ante Isabel, pero esta vez al mundo entero, el plan salvífico de Dios tiene para cada uno de nosotros desde la aparición en el Tepeyac hasta la aparición Fátima, cada una de esas apariciones ha sido una manifestación en donde María no se pone como protagonista principal de la misma sino que viene a animar al pueblo de Dios a replantearnos la forma en la que seguimos a su Hijo Jesús.

Si ya desde antiguo Isabel proclamo con alegría al ser visitada por María, ahora todos y cada uno debiera ver en María a una pregonera de paz, que busca ir atrayendo hacia sus hijos a aquellos que más lo necesitan. La fe suscita en cada persona el deseo de anunciar desde la realidad que vivimos a un Jesús que se hace carne por nosotros, esto lo comprendió María desde el primer momento y es por esto que no ha parado de anunciar en el mundo el milagro de Dios, hecho carne en ella: Jesús.
¿Estamos listos para escuchar el mensaje de Dios revelado desde la Fe de María?



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