Parte1:
¿Quién es María?
Día 2: María la Madre de Dios
Lucas 2, 6-7. 9-11: “Mientras estaban en Belén, llegó para María
el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales
y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal
de la casa. […] Se les apareció un Ángel del Señor, y la Gloria de Dios los
rodeo. Y quedaron muy asustados. Pero el Ángel les dijo: […] Hoy, en la ciudad
de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el
Señor.”
Hoy nos encontramos ya en este
segundo día de novena, y en este día continuamos reflexionando a María
en la Fe de la Iglesia, preguntándonos ¿Quién es María? Pero ahora
viéndola como: María la Madre de Dios.
Si bien es cierto la maternidad de María ha sido un tema de conflicto entre distintas corrientes de pensamiento a lo
largo de la historia, pero para iluminarnos un poco más la Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II, en el capítulo octavo en
el numeral 53 nos dice:
“Efectivamente, la Virgen María, que al
anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la
Vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del
Redentor. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y
unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma
prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta
del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan
extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y
terrenas. Pero a la vez está unida, en la estirpe de Adán, con todos los
hombres que necesitan de la salvación; y no sólo eso, «sino que es verdadera
madre de los miembros (de Cristo)..., por haber cooperado con su amor a que
naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza» [174].
Por ese motivo es también proclamada como miembro excelentísimo y enteramente
singular de la Iglesia y como tipo y ejemplar acabadísimo de la misma en la fe
y en la caridad, y a quien la Iglesia católica, instruida por el Espíritu
Santo, venera, como a madre amantísima, con afecto de piedad filial, […] ”.
En este numeral se nos expresa el
valor y el sentido, del por qué María es Madre de Dios, sentido por el cual debemos
crecer y madurar en el conocimiento de nuestra fe. Es muy claro que en el
párrafo anterior se nos dignifica el título de María, en la Iglesia; pero de
igual forma el Evangelio de San Lucas nos Ilumina el pensamiento narrándonos
ese momento del nacimiento de Jesús, nacimiento que fue por entero humano y
significo, desde aquel entonces desde qué óptica este Salvador y Mesías; iba a
predicar para el mundo de aquel entonces.
Siendo María Madre de Dios,
debemos reflexionar hoy el lugar que cada uno de nosotros le damos en nuestra
vida. Si es que acaso no caemos en cuenta del valor de su maternidad divina, es
momento de hacerlo pues en María, Jesús se hizo carne, Carne que hoy sacia
nuestro Ser.
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